Al ser humano le cuesta aceptar cuando cae, sobretodo si cae por cuenta propia, cuando se da cuenta que se dirigía por un camino peligroso y decidió seguir, y al final del largo camino, lleno de obstáculos, no hay absolutamente nada. Es sentir la desilusión de haber perdido un poco de sí mismo por algo que desde el comienzo no estaba bien, y frente a todo eso no hay nada que pueda disminuir el daño, cada día es incluso más fuerte al hacerse consciente de lo iluso que fue.
Simplemente no hay nada que hacer, tal vez sólo dejarse caer.
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