Hay días que me parecen tan lejanos, que los recuerdo como de una vida pasada; una vida un tanto triste, de alguien ingenuo que creía en todos y que por ello fue condenado a morir. En esa vida todo lo que se creía conocer era una ilusión, un velo cubría la verdad y el castigo para aquél que osara descubrirla era perecer.
Llegó el día en que asesinaron a esa vida, de la forma más dolorosa que puede haber: la quemaron. De manera que no quedaron ni las cenizas, éstas hace instantes se las llevó el viento. Ahora comienza una nueva vida para esa alma, resurge como fénix, pero sin rastros de lo pasado.
Una nueva hoja se ha comenzado a escribir, una hoja que pertenece a otro libro.
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